miércoles, 9 de septiembre de 2015

Random Access Memories 15 – Los inventores

Esta historia trata sobre mi mejor amigo en la Escuela Luis Gerardo y yo. La cosa es que siempre estábamos desarmando cosas y según nosotros creando/inventado cosas. Paradójicamente los dos somos Ingenieros hoy en día.
La familia de Luis tenía una mueblería y mi tata tenía un taller. Así que teníamos herramientas para hacer loco.

Un día a Luis G se le ocurrió hacer una bomba de humo. No sé de dónde demonios saco la receta para hacer una bomba de humo casera, pero el caso es que la teníamos. Así que comenzamos a construirla. Las primeras pruebas se hicieron en la casa de Luis, casi quemamos la cocina. Las siguientes pruebas decidimos hacerlas al aire libre. La bendita bomba tenía varios tipos de pegamento, cabecillas de fosforo, creo que aguarrás, el armazón de la bomba se componía de varias capas, tenía también papel aluminio, mechas para encenderla. Era una bestialidad…

Bueno decidimos irla a probar a la plaza del barrio. Salimos temprano de la Escuela y fuimos a probarla. Nos costó mucho encenderla, pero al final encendió. Obviamente todo salió mal y cuando nos dimos cuenta estábamos incendiando la plaza. Luis agarro una jacket que tenía y trató de parar las llamas. Yo le tiraba tierra al fuego, pero las llamas comenzaron a avanzar pues el viento soplaba fuerte. Algún vecino nos vió y llamó a los bomberos, el incendio no pasó a más, y Luis y yo logramos salir ilesos y nos escapamos de la escena.

Teníamos un “negocio de armas” a lo Nicolas Cage en Lord of War. Fabián el loco del Random Access Memory 14 también nos ayudaba a construir armas. Por cierto que más o menos en esta época fue que comencé con mi colección de balas que casi acaban con uno de mis testículos (el RAM # 12).
Hicimos chacos con palos de escoba y restos de cadenas. Hicimos espadas, hicimos estrellitas ninja con restos de discos de esmeril y sierras. Intentamos hacer cuchillos tipo Rambo, teníamos cuchillas afiladas por nosotros mismos, cerbatanas, resorteras, etc.
Armados hasta los dientes el par de engañados…


Pero de todas las armas caseras que teníamos la más efectiva y la que más nos gustaba usar era esta:





No me pregunten qué es. No me pregunten para qué se usa.
No me pregunten de donde la sacó mi amigo Luis.
Probablemente Luis se la robó de algún lugar o tenía contactos en una armería (eso decía el, pero ni la mamá le creía).
La cosa es que yo se la cambié a Luis por las estrellitas Ninja más un vuelto, y bueno, todavía la conservo. Este aparato puede tener unos 26 años ahí donde lo ven.

Éramos tan hijueputas que le hacíamos filo a las puntas de la herramienta esa, para que causara más miedo.
Una vez me agarré con el mongolón del aula (Daniel) y le clavé el aparato ese en la espalda. Bien clavadas le quedaron esas puntas en la espalda pues el mae me había dañado mi paraguas. Me llevaron a la dirección, me regañaron bastante y no pasó a más. Pensaron que Luis y yo éramos mareros, teníamos problemas familiares o éramos psicópatas.

Luego el chiste era entrar a la pulpería del Chino de Fátima a ver que le podíamos robar (recuerden que estábamos armados). Le robábamos pólvora, pistolas de juguete, cachiflines, bombetas, golosinas y uno que otro juguete. Una vez obligamos a Carlos Francisco a robarse algo ahi donde el Chino del barrio. El mae entró en pánico y lo único que se pudo robar fueron unos paquetes de té de manzanilla (no superó el ritual de iniciación).

martes, 8 de septiembre de 2015

Random Access Memories 14 – Los primeros pleitos

Recuerdan sus primeros pleitos? La primera vez que se dieron de pichazos? Esa vara no se olvida…es como el primer beso…
Mi primer pleito fue en la Escuela y fue con un mae que se llamaba Luis Diego, a quien por cierto me gustaría alguna vez, ver de nuevo. Todos los años nos agarrábamos. No podía pasar un año sin que nos diéramos unos “pichacitos”. Aunque, más que pichazos eran como manazos, jalones de pelo, empujones, etc. Pero lo que si era cierto que nos llevábamos un odio y siempre nos recetábamos. Hasta en las mejengas nos pateábamos. Pero al final del dia, eramos compas...

Mi siguiente pleito fue con Fabián A. a quien por cierto me topé hace unos años pero no nos reconocimos de momento. Fabián era de mis mejores amigos en la Escuela, pero el mae estaba loco y yo también lo estaba. Un día Fabián llevo a la escuela unos guantes de boxeo. Me dijo: póngase uno y me golpea. Yo no quería, pero al final me puse el guante y le di. El mae me volvió a ver y me dijo: No me dolió…pegue como hombre!!! Así que agarre un fuerzón y le estampé aquel pichazo en la cara que lo hice acostado. Obviamente el mae se resintió, se me vino encima, me verguió y se armó el pleito. Otro día nos estábamos agarrando en el patio de la Escuela, lo empuje por una tapia y el mae fue a dar al patio de una casa. En la casa no había nadie así que el mae no podía salir de la casa adonde fue a caer y tampoco podía devolverse a la Escuela porque la tapia era muy alta.
Y bueno, así transcurría todo en la Escuela…a veces me “apañaba” con Fabián, a veces con Luis Diego, a veces nos gorreábamos a Daniel (el mongolón de la clase) y a veces Cromwell (el mae mas malo de la Escuela) nos gorreaba a todos. Y si, quien diablos le pone a su hijo Cromwell? 
Aunque a veces Jorge Nils (el mae del Random Access Memory #3) me defendía de los ataques de Cromwell.

Cuando salí de la Escuela y entré al Colegio me recibieron como los grandes…si, como los grandes idiotas…
En mi primer mes en el Colegio conocí al famoso Kevin. Un mae negro, pequeño, arratado, me caía en las bolas. Yo lo detestaba. Tenía aquel caminado de chorbi-chata que usaba los pantalones Xondis acampanados que estaban de moda. Eran los pantalones de moda entre los Desamparadeños y lo usaban las ratillas como Kevin. El mae escuchaba Beenie Man, Reggae Panameño y bailaba “chantón”, o sea, era popular el cabrón, y yo, pues no era nadie.
Pues resulta que un día estaba lloviendo en el colegio, el mae venia caminando y se resbaló…y yo me oriné de la risa como no se pueden imaginar…
El mae se levantó y me dijo: De que se está riendo carepicha?
Y yo no sé de donde saque fuerzas y le dije: diay de usted animal…

FIN DE LA HISTORIA!




El mae se me vino encima, me metió aquella pichaseada…ni tiempo de reaccionar tuve…en mi imaginación yo quise defenderme pero obviamente no lo logré. Todo el colegio llegó a ver el pleito, todos se burlaron de mí y el pleito lo detuvo un amigo que se llamaba Alejandro, era un metalero y todos le tenían respeto.
Y para cerrar la historia, Kevin me dijo la famosa frase: “lo espero a la salida del cole”. Ay papá…la tarde se le hace eterna a uno, cuando se sabe que la muerte se avecina, que te espera a la salida, en el portón del cole.

Bueno pues resulta que a la salida del cole, a eso de las 6:15pm se apareció el famoso Kevin con toda la barra de Calle Trejos. Me iban a matar…a como pude salí del colegio, y justo cuando todos venían por mí, de una Microbús que estaba estacionada salió una mano. Era una amiga, Lucia, que me dijo: móntese ya! Que lo van a matar! La Microbús me dejo en Desamparados centro y yo vivía bastante lejos de allí. Pida plata prestada, devuélvase en bus, enjoy the ride y tome agüita pal’ colerón.
Y los carajillos de ahora se quejan del bullying…y de los memes…

Así empezó mi record de peleas…perdidas…



martes, 1 de septiembre de 2015

Random Access Memories 13 – El hermano menor (el destructor)

Pobre de mi madre…si ya criarme a mí era bastante difícil, era aún más difícil teniendo un hermano menor. Yo no entiendo como hacia la pobre con este par de cabrones.
Y es que justamente me estaba acordando de todas las cosas que les toca hacer a las mamas (o al menos a la mía le toco) para evitar los pleitos entre hermanos y que no nos matáramos.

Yo tuve el hermano destructor, todo pero absolutamente todo lo dañaba o lo dejaba hecho mierda y se hacia el mae luego…
Entonces, mi mama tenía que marcar todo. O sea, de alguna forma se las ingeniaba para que mi hermano y yo no “confundiéramos” las cosas. Yo no confundía nada, pero al mae aparentemente le costaba o le valía un carajo.

Mi mama tenía que marcarnos las medias. Las mías tenían un punto rojo cosido y las de mi hermano tenían un punto verde. No había como perderse, pero mi hermano era un cabrón que andaba todo el tiempo descalzo y usaba mis medias.
Mi mama tenía que marcarme los calzoncillos con un punto rojo a mí y a él con un verde.
Las camisetas tenía que marcarlas o aprenderse de memoria a quien le pertenecía cada una.

Pero la parte más difícil eran los juguetes. Los juguetes de mi hermano siempre se dañaban primero. Entonces que hacia? Los cambiaba por los míos…y luego nos agarrábamos a patadas. Entonces, si nos compraban un carro de juguete tenían que ser de colores diferentes o estilos diferentes para que no nos matáramos.
Los GI-JOE del mae siempre se despedazaban primero, les destrozaba el dedo gordo (o sea ya eran soldados inservibles en la guerra). Pero luego el muy cabrón descubrió la plastilina y la goma loca y entonces los intentaba curar…teníamos un hospital de GI Joes, algo así como la Clínica Marcial Fallas de los GI Joe…o sea, salían peor los cabrones. Y si, tenían que pedir cita…

Igual pasaba con los yoyos, los trompos, las bolinchas, las bolas para mejenguear y ni qué decir del Nintendo Americano, sus controles, y la computadora. El área donde estaba la computadora era algo así como la Franja de Gaza. Era un conflicto armado los 365 días del año.

Luego fuimos avanzando más en el tema de la protección de los bienes, salvaguardar la propiedad intelectual y cuidarse del hampa. Entonces nos poníamos trampas en el cuarto…


Para asegurarme de que el mae no estuviera metiendo ruido ni espiando mi zona yo le ponía trampas en mi cuarto, y el mae hacia lo mismo conmigo. Era súper divertido. También les poníamos trampas a mis papas y a mi hermana menor. Y Dios libre yo llegara a la casa y me encontrara alguna trampa activada…eran pichazos, berrinches y desmadres…y luego tomen su castigada con la famosa “regla de la disciplina”. Y jamás pero jamás, pedirle perdón a su hermano…eso era de maricones…