lunes, 19 de octubre de 2015

Random Access Memories 16 – Las vueltas que da la vida

Corría el año 2007 y yo estaba en mi primer cuatri de la Universidad. Un día entro al aula un mae greñudo con pinta de cholo metalero que no paraba de hablar…como hablaba ese hijueputa…
Yo me quede pensando: “creo que conozco a ese mae”…
Después de unos días de darle vueltas al asunto pensé: “ese mae no será Iván? El mae que me hacia bullying allá por el año 1997?” Yo creo que si es…sin embargo no me animé a preguntarle, quería estar más seguro…
Un día nos montamos en el mismo bus, el se bajó justo donde yo recordaba que vivía, así que confirmé que efectivamente se trataba de Iván.
Otro día llegue a la misma parada donde él se había bajado, lo vi que estaba esperando el bus y ni lo volví a ver; me le acerqué por detrás y le dije (con voz gruesa de varón puteado):
Mae usted es Iván? (no nos veíamos desde 1997 y yo era un chiquitín puberto).
El me respondió con cara de extraviado: si mae, usted quién es?
Yo le dije: diay mae Diego…Dieguillo…fuimos compas en colegio…en primer año… (Ya en este punto se me desvaneció la voz gruesa de varón puteado que busca venganza).
Él se me queda viendo con cara de mongolo asustado y me dice: uy mae suave pa’ ver…
Yo le dije: manda la parada…no te acordás de mí?
Y en ese momento la cara de Iván fue así como de: Me cago en todo! Este es Dieguillo al que yo pasaba molestando en séptimo año, al que le hacía soft bullying (o sea, no me gorreaba físicamente).

Él no podía creer que aquella miniatura de carajillo ahora media metro ochenta, y que lo tenía en frente y que “tal vez” hasta me lo iba a gorrear (en cuyo caso era bien merecido). Al menos yo quería pensar que el mae se asustó…aunque sea por un momento…por unos segundos…en mi mente imaginé que me lo gorreaba por bully. Me lo imaginé en una especie de jaula a lo MTV Bully Beatdown.

Entonces este compa recordó (probablemente) cuando de carajillos yo pasaba caminando frente a la casa del mae y me tiraba semillas de mamón chino, jocotes masticados y chupados y nances también…por cierto, hasta me apodo “jupa e’ nance” por machillo, pelón y enano…
Tal vez recordó que para un amigo invisible me regalo una camiseta azul de una iglesia judía que seguramente se encontró botada. No olía mal, no estaba desteñida y entonces me la regaló el muy hijueputa.
Recordó que para otro amigo invisible, me tocó regalarle a la wila más guapa de la clase y el muy desgraciado hizo que ella se levantara, caminara hacia donde yo estaba, me besuqueara todo en forma de agradecimiento y así poder ponerme en un momento muy incómodo y burlarse todo el día. Obviamente yo me puse todo “rojo”, lento, mongolo y trabado.
Tal vez recordó cuando mandaba a las carajillas más jugadas de la clase a que me molestaran en los recreos. Es que el muy hijueputa ya tenía 15 y yo solo 12 años…
Tal vez recordó cuando me hacían el famoso “callejón de la amargura” en los pasillos del colegio y me molestaban por enano…
O la famosa broma con la wila más fea del aula: “ayyyy se gustan...beso….beso…beso…si no le da un beso es playo”.

Porque si en esos años había un mae basureador y que molestara, ese era Iván…
Ahora somos muy buenos amigos…

Después de su incidente con Mingo (ver RAM #8) dejó de ser tan bully. Cuenta la leyenda urbana que Mingo lo “carrereó y le metió mano"...



miércoles, 9 de septiembre de 2015

Random Access Memories 15 – Los inventores

Esta historia trata sobre mi mejor amigo en la Escuela Luis Gerardo y yo. La cosa es que siempre estábamos desarmando cosas y según nosotros creando/inventado cosas. Paradójicamente los dos somos Ingenieros hoy en día.
La familia de Luis tenía una mueblería y mi tata tenía un taller. Así que teníamos herramientas para hacer loco.

Un día a Luis G se le ocurrió hacer una bomba de humo. No sé de dónde demonios saco la receta para hacer una bomba de humo casera, pero el caso es que la teníamos. Así que comenzamos a construirla. Las primeras pruebas se hicieron en la casa de Luis, casi quemamos la cocina. Las siguientes pruebas decidimos hacerlas al aire libre. La bendita bomba tenía varios tipos de pegamento, cabecillas de fosforo, creo que aguarrás, el armazón de la bomba se componía de varias capas, tenía también papel aluminio, mechas para encenderla. Era una bestialidad…

Bueno decidimos irla a probar a la plaza del barrio. Salimos temprano de la Escuela y fuimos a probarla. Nos costó mucho encenderla, pero al final encendió. Obviamente todo salió mal y cuando nos dimos cuenta estábamos incendiando la plaza. Luis agarro una jacket que tenía y trató de parar las llamas. Yo le tiraba tierra al fuego, pero las llamas comenzaron a avanzar pues el viento soplaba fuerte. Algún vecino nos vió y llamó a los bomberos, el incendio no pasó a más, y Luis y yo logramos salir ilesos y nos escapamos de la escena.

Teníamos un “negocio de armas” a lo Nicolas Cage en Lord of War. Fabián el loco del Random Access Memory 14 también nos ayudaba a construir armas. Por cierto que más o menos en esta época fue que comencé con mi colección de balas que casi acaban con uno de mis testículos (el RAM # 12).
Hicimos chacos con palos de escoba y restos de cadenas. Hicimos espadas, hicimos estrellitas ninja con restos de discos de esmeril y sierras. Intentamos hacer cuchillos tipo Rambo, teníamos cuchillas afiladas por nosotros mismos, cerbatanas, resorteras, etc.
Armados hasta los dientes el par de engañados…


Pero de todas las armas caseras que teníamos la más efectiva y la que más nos gustaba usar era esta:





No me pregunten qué es. No me pregunten para qué se usa.
No me pregunten de donde la sacó mi amigo Luis.
Probablemente Luis se la robó de algún lugar o tenía contactos en una armería (eso decía el, pero ni la mamá le creía).
La cosa es que yo se la cambié a Luis por las estrellitas Ninja más un vuelto, y bueno, todavía la conservo. Este aparato puede tener unos 26 años ahí donde lo ven.

Éramos tan hijueputas que le hacíamos filo a las puntas de la herramienta esa, para que causara más miedo.
Una vez me agarré con el mongolón del aula (Daniel) y le clavé el aparato ese en la espalda. Bien clavadas le quedaron esas puntas en la espalda pues el mae me había dañado mi paraguas. Me llevaron a la dirección, me regañaron bastante y no pasó a más. Pensaron que Luis y yo éramos mareros, teníamos problemas familiares o éramos psicópatas.

Luego el chiste era entrar a la pulpería del Chino de Fátima a ver que le podíamos robar (recuerden que estábamos armados). Le robábamos pólvora, pistolas de juguete, cachiflines, bombetas, golosinas y uno que otro juguete. Una vez obligamos a Carlos Francisco a robarse algo ahi donde el Chino del barrio. El mae entró en pánico y lo único que se pudo robar fueron unos paquetes de té de manzanilla (no superó el ritual de iniciación).

martes, 8 de septiembre de 2015

Random Access Memories 14 – Los primeros pleitos

Recuerdan sus primeros pleitos? La primera vez que se dieron de pichazos? Esa vara no se olvida…es como el primer beso…
Mi primer pleito fue en la Escuela y fue con un mae que se llamaba Luis Diego, a quien por cierto me gustaría alguna vez, ver de nuevo. Todos los años nos agarrábamos. No podía pasar un año sin que nos diéramos unos “pichacitos”. Aunque, más que pichazos eran como manazos, jalones de pelo, empujones, etc. Pero lo que si era cierto que nos llevábamos un odio y siempre nos recetábamos. Hasta en las mejengas nos pateábamos. Pero al final del dia, eramos compas...

Mi siguiente pleito fue con Fabián A. a quien por cierto me topé hace unos años pero no nos reconocimos de momento. Fabián era de mis mejores amigos en la Escuela, pero el mae estaba loco y yo también lo estaba. Un día Fabián llevo a la escuela unos guantes de boxeo. Me dijo: póngase uno y me golpea. Yo no quería, pero al final me puse el guante y le di. El mae me volvió a ver y me dijo: No me dolió…pegue como hombre!!! Así que agarre un fuerzón y le estampé aquel pichazo en la cara que lo hice acostado. Obviamente el mae se resintió, se me vino encima, me verguió y se armó el pleito. Otro día nos estábamos agarrando en el patio de la Escuela, lo empuje por una tapia y el mae fue a dar al patio de una casa. En la casa no había nadie así que el mae no podía salir de la casa adonde fue a caer y tampoco podía devolverse a la Escuela porque la tapia era muy alta.
Y bueno, así transcurría todo en la Escuela…a veces me “apañaba” con Fabián, a veces con Luis Diego, a veces nos gorreábamos a Daniel (el mongolón de la clase) y a veces Cromwell (el mae mas malo de la Escuela) nos gorreaba a todos. Y si, quien diablos le pone a su hijo Cromwell? 
Aunque a veces Jorge Nils (el mae del Random Access Memory #3) me defendía de los ataques de Cromwell.

Cuando salí de la Escuela y entré al Colegio me recibieron como los grandes…si, como los grandes idiotas…
En mi primer mes en el Colegio conocí al famoso Kevin. Un mae negro, pequeño, arratado, me caía en las bolas. Yo lo detestaba. Tenía aquel caminado de chorbi-chata que usaba los pantalones Xondis acampanados que estaban de moda. Eran los pantalones de moda entre los Desamparadeños y lo usaban las ratillas como Kevin. El mae escuchaba Beenie Man, Reggae Panameño y bailaba “chantón”, o sea, era popular el cabrón, y yo, pues no era nadie.
Pues resulta que un día estaba lloviendo en el colegio, el mae venia caminando y se resbaló…y yo me oriné de la risa como no se pueden imaginar…
El mae se levantó y me dijo: De que se está riendo carepicha?
Y yo no sé de donde saque fuerzas y le dije: diay de usted animal…

FIN DE LA HISTORIA!




El mae se me vino encima, me metió aquella pichaseada…ni tiempo de reaccionar tuve…en mi imaginación yo quise defenderme pero obviamente no lo logré. Todo el colegio llegó a ver el pleito, todos se burlaron de mí y el pleito lo detuvo un amigo que se llamaba Alejandro, era un metalero y todos le tenían respeto.
Y para cerrar la historia, Kevin me dijo la famosa frase: “lo espero a la salida del cole”. Ay papá…la tarde se le hace eterna a uno, cuando se sabe que la muerte se avecina, que te espera a la salida, en el portón del cole.

Bueno pues resulta que a la salida del cole, a eso de las 6:15pm se apareció el famoso Kevin con toda la barra de Calle Trejos. Me iban a matar…a como pude salí del colegio, y justo cuando todos venían por mí, de una Microbús que estaba estacionada salió una mano. Era una amiga, Lucia, que me dijo: móntese ya! Que lo van a matar! La Microbús me dejo en Desamparados centro y yo vivía bastante lejos de allí. Pida plata prestada, devuélvase en bus, enjoy the ride y tome agüita pal’ colerón.
Y los carajillos de ahora se quejan del bullying…y de los memes…

Así empezó mi record de peleas…perdidas…



martes, 1 de septiembre de 2015

Random Access Memories 13 – El hermano menor (el destructor)

Pobre de mi madre…si ya criarme a mí era bastante difícil, era aún más difícil teniendo un hermano menor. Yo no entiendo como hacia la pobre con este par de cabrones.
Y es que justamente me estaba acordando de todas las cosas que les toca hacer a las mamas (o al menos a la mía le toco) para evitar los pleitos entre hermanos y que no nos matáramos.

Yo tuve el hermano destructor, todo pero absolutamente todo lo dañaba o lo dejaba hecho mierda y se hacia el mae luego…
Entonces, mi mama tenía que marcar todo. O sea, de alguna forma se las ingeniaba para que mi hermano y yo no “confundiéramos” las cosas. Yo no confundía nada, pero al mae aparentemente le costaba o le valía un carajo.

Mi mama tenía que marcarnos las medias. Las mías tenían un punto rojo cosido y las de mi hermano tenían un punto verde. No había como perderse, pero mi hermano era un cabrón que andaba todo el tiempo descalzo y usaba mis medias.
Mi mama tenía que marcarme los calzoncillos con un punto rojo a mí y a él con un verde.
Las camisetas tenía que marcarlas o aprenderse de memoria a quien le pertenecía cada una.

Pero la parte más difícil eran los juguetes. Los juguetes de mi hermano siempre se dañaban primero. Entonces que hacia? Los cambiaba por los míos…y luego nos agarrábamos a patadas. Entonces, si nos compraban un carro de juguete tenían que ser de colores diferentes o estilos diferentes para que no nos matáramos.
Los GI-JOE del mae siempre se despedazaban primero, les destrozaba el dedo gordo (o sea ya eran soldados inservibles en la guerra). Pero luego el muy cabrón descubrió la plastilina y la goma loca y entonces los intentaba curar…teníamos un hospital de GI Joes, algo así como la Clínica Marcial Fallas de los GI Joe…o sea, salían peor los cabrones. Y si, tenían que pedir cita…

Igual pasaba con los yoyos, los trompos, las bolinchas, las bolas para mejenguear y ni qué decir del Nintendo Americano, sus controles, y la computadora. El área donde estaba la computadora era algo así como la Franja de Gaza. Era un conflicto armado los 365 días del año.

Luego fuimos avanzando más en el tema de la protección de los bienes, salvaguardar la propiedad intelectual y cuidarse del hampa. Entonces nos poníamos trampas en el cuarto…


Para asegurarme de que el mae no estuviera metiendo ruido ni espiando mi zona yo le ponía trampas en mi cuarto, y el mae hacia lo mismo conmigo. Era súper divertido. También les poníamos trampas a mis papas y a mi hermana menor. Y Dios libre yo llegara a la casa y me encontrara alguna trampa activada…eran pichazos, berrinches y desmadres…y luego tomen su castigada con la famosa “regla de la disciplina”. Y jamás pero jamás, pedirle perdón a su hermano…eso era de maricones…



jueves, 9 de julio de 2015

Random Access Memories 12 – A cms de perder un testículo

Bueno la cosa es que cuando yo tenía como 12 o 13 años me dio una obsesión por coleccionar balas. Me las robaba, las compraba, le ofrecía plata a los oficiales de seguridad, etc. Y logre hacerme una colección grande de balas.

Entonces se me ocurrió la gran idea de quitarles la pólvora, hacerles unos huecos pequeños para luego meterles una argolla y entonces, tenerlos de llaveros. Mi mochila de colegio hacia un escándalo con el montón de llaveros ahí pegados.

Un día estaba desarmando una bala calibre 38mm Special. Le quite la bala (la cabeza) le logre sacar toda la pólvora, cogí un taladro, le hice un hueco, y según yo, ya estaba lista para ser un lindo llavero.

Todavía no entiendo en qué momento se me ocurrió montarla en una prensa pequeña manual de estas para ver que mas le podía sacar:
De un momento a otro cogí un cincel, un mazo y le di en el puro centro del detonador….
(Se pueden imaginar la clase de estruendo que se escuchó en mi casa)

Yo quede sordo por unos segundos, estaba asustado y temblaba pero jugaba de valiente, sacaba pecho.
Lo segundo que hice fue ver el charco de sangre en el piso de mi cuarto…
Lo tercero que hice fue ver de dónde venía la sangre…y venia de mi entrepierna… (comienza el pánico).
Lo cuarto que hice fue revisarme los huevos. Hasta ese momento yo pensaba que no tenía testículos…que había perdido mi par de compañeros. Pero estaban a salvo.
Lo quinto que hice fue levantarme de la silla, revisarme el resto de cuerpo, corroborar que todo andaba bien y entonces ponerme a limpiar la sangre con mi camiseta.
Luego de eso mi mama subió al cuarto…me vio todo lleno de sangre, y se imaginaran la cagada que me dieron.

Y pues sí, me dispare en la pierna de una forma muy rustica, la pólvora y el detonador pasaron a centímetros de mis testículos y lo que quedo de la explosión se puede ver todavía en el piso de ese cuarto.

Luego me explicaron que todas las balas tienen un detonador y que dentro de ese compartimento se guarda también pólvora. Diay, es que no había Google y todo era a prueba y error.
Y aquí está el recuerdo de la famosa bala: