Pobre de mi madre…si ya criarme a mí era
bastante difícil, era aún más difícil teniendo un hermano menor. Yo no entiendo
como hacia la pobre con este par de cabrones.
Y es que justamente me estaba acordando de
todas las cosas que les toca hacer a las mamas (o al menos a la mía le toco)
para evitar los pleitos entre hermanos y que no nos matáramos.
Yo tuve el hermano destructor, todo pero
absolutamente todo lo dañaba o lo dejaba hecho mierda y se hacia el mae luego…
Entonces, mi mama tenía que marcar todo. O sea,
de alguna forma se las ingeniaba para que mi hermano y yo no “confundiéramos”
las cosas. Yo no confundía nada, pero al mae aparentemente le costaba o le
valía un carajo.
Mi mama tenía que marcarnos las medias. Las
mías tenían un punto rojo cosido y las de mi hermano tenían un punto verde. No
había como perderse, pero mi hermano era un cabrón que andaba todo el tiempo
descalzo y usaba mis medias.
Mi mama tenía que marcarme los calzoncillos con
un punto rojo a mí y a él con un verde.
Las camisetas tenía que marcarlas o aprenderse
de memoria a quien le pertenecía cada una.
Pero la parte más difícil eran los juguetes.
Los juguetes de mi hermano siempre se dañaban primero. Entonces que hacia? Los
cambiaba por los míos…y luego nos agarrábamos a patadas. Entonces, si nos
compraban un carro de juguete tenían que ser de colores diferentes o estilos
diferentes para que no nos matáramos.
Los GI-JOE del mae siempre se despedazaban
primero, les destrozaba el dedo gordo (o sea ya eran soldados inservibles en la
guerra). Pero luego el muy cabrón descubrió la plastilina y la goma loca y entonces
los intentaba curar…teníamos un hospital de GI Joes, algo así como la Clínica
Marcial Fallas de los GI Joe…o sea, salían peor los cabrones. Y si, tenían que
pedir cita…
Igual pasaba con los yoyos, los trompos, las
bolinchas, las bolas para mejenguear y ni qué decir del Nintendo Americano, sus
controles, y la computadora. El área donde estaba la computadora era algo así
como la Franja de Gaza. Era un conflicto armado los 365 días del año.
Luego fuimos avanzando más en el tema de la protección
de los bienes, salvaguardar la propiedad intelectual y cuidarse del hampa. Entonces
nos poníamos trampas en el cuarto…
Para asegurarme de que el mae no estuviera
metiendo ruido ni espiando mi zona yo le ponía trampas en mi cuarto, y el mae
hacia lo mismo conmigo. Era súper divertido. También les poníamos trampas a mis
papas y a mi hermana menor. Y Dios libre yo llegara a la casa y me encontrara
alguna trampa activada…eran pichazos, berrinches y desmadres…y luego tomen su
castigada con la famosa “regla de la disciplina”. Y jamás pero jamás, pedirle perdón
a su hermano…eso era de maricones…
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